Cannabis y salud pública: un estudio en población catalana

Por José Carlos Bouso

José Carlos Bouso es Psicólogo Clínico y doctor en Farmacología. Sus áreas de interés son la psicofarmacología y las propiedades terapéuticas de los entactógenos, los psicodélicos y el cannabis. Ha realizado investigación terapéutica con MDMA, investigación farmacológica con diferentes sustancias de origen tanto vegetal como sintético, así como estudios de los efectos neuropsicológicos a largo plazo de sustancias como el cannabis, la ayahuasca y la cocaína. Es autor del libro "Qué son las drogas de síntesis", y co-autor de “¿La marihuana como medicamento? Los usos médicos y terapéuticos del cannabis y los cannabinoides" y de "Ayahuasca y salud". Sus investigaciones se han publicado en revistas científicas. Actualmente, es Director de Proyectos Científicos de la Fundación ICEERS.

El cannabis sativa L. (cannabis) es una planta perteneciente a la familia Cannabaceae. Es una de las plantas cultivadas más antiguas del mundo, y existen evidencias que respaldan su uso medicinal, ritual y social en Europa y Asia Oriental desde el año 8.000 a.C.

A pesar de su larga historia de uso, la Agencia Estadounidense para el Control de Drogas (DEA) clasificó el cannabis como una sustancia controlada de la Lista I con alto riesgo de abuso bajo la Ley Integral de Prevención y Control del Abuso de Drogas de 1970. En 1961, el cannabis fue incluido en las Listas I y IV en la Convención de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes, aunque en 2020 se eliminó de la Lista IV debido al reconocimiento de sus propiedades medicinales.

En los últimos años, el uso de cannabis y productos derivados del cannabis ha sido regulado por países como Canadá, Malta y Uruguay, así como por varios estados de EE.UU. Otros países de la Unión Europea, como Alemania y Luxemburgo, han anunciado su intención de regular el uso del cannabis para el 2023.

España es el tercer país europeo, después de Portugal y Luxemburgo, en cuanto a la prevalencia del consumo casi diario de cannabis, que alcanza al 3,7% de la población. Además, según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas en España (EDADES) para el período 2019-2020, Cataluña es la tercera comunidad autónoma (después de las Islas Baleares y Murcia) en términos de la prevalencia de usuarios habituales de cannabis, con un 10,9% de la población que ha consumido cannabis en los últimos 30 días.

En España, el suministro y consumo de cannabis es posible a través de los clubes sociales de cannabis (CSC), que son especialmente comunes en Cataluña. Sin embargo, el cannabis sigue siendo una sustancia perseguida en todo el país. No obstante, la subcomisión de Salud del Parlamento español aprobó recientemente la regulación del uso médico del cannabis, mientras que al menos dos partidos políticos han presentado proyectos de ley para legalizar el uso médico y recreativo del cannabis.

Muchos estudios han evaluado tanto los riesgos como las posibilidades terapéuticas del uso de cannabis. Sin embargo, este enfoque tiene algunas limitaciones. En primer lugar, aunque son valiosos desde un punto de vista farmacológico, los ensayos clínicos son limitados en cuanto a su validez externa, al igual que ocurre en otras áreas de investigación. Además, los ensayos clínicos están diseñados para evaluar las propiedades terapéuticas del cannabis y/o cannabinoides, mientras que un patrón de uso recreativo puede ser bastante diferente al empleado en dichos ensayos. Por lo tanto, es difícil extrapolar los hallazgos de laboratorio al mundo real.

Por otro lado, varios estudios observacionales han informado sobre los efectos en la salud del uso regular de cannabis en diferentes países. Sin embargo, ciertos análisis de estos estudios realizados en Estados Unidos afirmaron que están sesgados, ya que se centran en describir los efectos adversos en lugar de los beneficios. Además, existen preocupaciones sobre la capacidad de los encuestados para expresar su propio estado de salud en cuestionarios psicométricos debido a la notable falta de capacidad de los sujetos para autoevaluarse con precisión.

Más allá de los ensayos clínicos, un tipo adicional de estudio observacional es aquel que utiliza indicadores de salud para evaluar medidas de salud. Estos indicadores se consideran medidas confiables y objetivas que informan sobre la salud de una población. Las ventajas incluyen la capacidad de comparar entre poblaciones de diferentes países y culturas. Por ejemplo, varios gobiernos los utilizan como medida de salud pública. Aunque se han utilizado indicadores de salud para evaluar a los usuarios de cannabis, según nuestro conocimiento, este es el primer estudio de su tipo que se centra en la población española. Esta investigación es especialmente oportuna dada la atmósfera política actual y el desarrollo potencial de la regulación del cannabis en España.

Métodos

En Cataluña hay 600.000 usuarios habituales de cannabis (consumo durante los últimos 30 días), según las encuestas de población recopiladas durante el mismo año en que se realizó la encuesta de este estudio (2019-2020). En consecuencia, para obtener un intervalo de confianza del 95%, se necesitaba una muestra de 384 sujetos: 125 hombres de 15 a 34 años, 132 hombres de 35 a 64 años, 63 mujeres de 15 a 34 años y 64 mujeres de 35 a 64 años. Los criterios de inclusión requerían que los sujetos tuvieran entre 15 y 64 años, residieran en Cataluña, hubieran consumido cannabis en los últimos 30 días y pudieran leer, entender y firmar el formulario de consentimiento informado. Los criterios de exclusión fueron tener una edad inferior a 15 o superior a 64 años, no residir en Cataluña y no haber consumido cannabis durante los últimos 30 días, o no haber comprendido o firmado el formulario de consentimiento informado.

Se desarrolló un cuestionario específico para este estudio. Se seleccionaron 46 ítems de la encuesta de salud pública catalana (ESCA) que abarcaban las siguientes áreas: datos sociodemográficos, salud general, estilo de vida, consumo de alcohol y tabaco, apoyo social, bienestar psicológico, depresión y uso de medicamentos y servicios de salud. El uso de cannabis y otras drogas, así como las experiencias relacionadas con el cannabis, se evaluaron utilizando una versión modificada del Cuestionario de Experiencia con Cannabis. A los sujetos también se les pidió que informaran sobre su propia evaluación de estas experiencias (si las sentían como experiencias positivas, negativas o neutrales).

Desde noviembre de 2019 hasta marzo de 2022, se llevó a cabo el reclutamiento de la muestra dentro del territorio catalán. Se utilizaron dos estrategias de reclutamiento: una pasiva, a través de anuncios y cartelería colocados en centros de salud y organizaciones no gubernamentales de Cataluña, y otra estrategia activa, a través de las redes sociales. Además, a los participantes reclutados mediante la estrategia activa se les animó a invitar a otros participantes conocidos que también cumplieran los criterios de inclusión.

Resultados

En total, se reclutaron 416 individuos para el estudio. La muestra fue mayoritariamente masculina (69,7%), y la edad promedio fue de 28,3 años (DE = 7,3). El 50,2% de los participantes tenía estudios universitarios o superiores, y el 41,5% estaba empleado a tiempo completo. En cuanto al consumo de cannabis, el 70,7% de los participantes consumían cannabis diariamente, y el 93,1% fumaban cannabis mezclado con tabaco. Además, se encontró que el 37,7% de los usuarios habituales de cannabis expresaron el deseo de interrumpir su consumo.

En términos de indicadores de salud, los resultados mostraron que los usuarios habituales de cannabis informaron una percepción más positiva de su salud en comparación con la población general de Cataluña. Además, los usuarios habituales de cannabis presentaron un índice de masa corporal (IMC) ligeramente menor y una presión arterial más baja en comparación con la población general. Sin embargo, se observó que los usuarios habituales de cannabis tenían un mayor número de problemas de sueño en comparación con la población general. En cuanto a las enfermedades crónicas, los usuarios habituales de cannabis informaron una menor prevalencia de enfermedades crónicas en comparación con la población general.

En cuanto al uso de servicios de salud, se encontró que los usuarios habituales de cannabis redujeron sus visitas a los servicios de salud en comparación con la población general. Además, los usuarios habituales de cannabis informaron un menor consumo de medicamentos recetados en comparación con la población general.

Conclusiones

Los resultados de este estudio sugieren que los usuarios habituales de cannabis en Cataluña muestran mejores puntuaciones en varios indicadores de salud en comparación con la población general. Estos hallazgos son consistentes con estudios previos que informan beneficios potenciales del cannabis para la salud, como la reducción del riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, también se observó un mayor número de problemas de sueño en los usuarios habituales de cannabis, lo cual puede tener implicaciones negativas para la salud a largo plazo.

Es importante tener en cuenta que la mayoría de los participantes en este estudio consumían cannabis en forma de cigarrillos mezclados con tabaco. Este método de consumo puede tener efectos adversos en la salud pulmonar, ya que fumar cannabis mezclado con tabaco aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias. Por lo tanto, es necesario promover métodos de consumo más seguros, como el uso de vaporizadores o comestibles, para reducir los riesgos asociados con el consumo de cannabis.

Además, el alto porcentaje de usuarios habituales de cannabis que expresaron el deseo de interrumpir su consumo sugiere una posible dependencia de la sustancia. Es fundamental proporcionar apoyo y recursos adecuados a aquellos que deseen reducir o cesar su consumo de cannabis.

En conclusión, este estudio proporciona evidencia sobre el impacto del consumo regular de cannabis en la salud pública en Cataluña. Si bien se encontraron algunos beneficios en términos de indicadores de salud, también se destacaron preocupaciones sobre problemas de sueño, consumo mezclado con tabaco y posibles signos de dependencia. Estos hallazgos resaltan la importancia de abordar adecuadamente el consumo de cannabis y proporcionar información precisa y educación sobre los riesgos y beneficios asociados. Los resultados de este estudio deberían servir en la planificación de las políticas del cannabis.

La realización de este estudio fue en parte posible gracias a una donación de la Fundación CANNA. La Fundación CANNA no participó en la idea, diseño, ejecución, análisis de datos ni escritura de los artículos resultantes.

Nota: Este texto es un resumen del artículo científico donde fue publicado el estudio descrito, cuya referencia es: Jiménez JH, Oña G, Alcázar-Córcoles MÁ, Bouso JC. 2023. Cannabis and Public Health: A Study Assessing Regular Cannabis Users Through Health Indicators. Cannabis Cannabinoid Research. doi: 10.1089/can.2022.0231.

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