Conoce a los Expertos: Entrevista con Paola Pineda

Por Sarah Russo

Sarah Russo es escritora, consultora de cannabis y administradora de contenidos y redes sociales. Obtuvo su título en estudios ambientales y justicia social, con un enfoque en medicina vegetal, del Evergreen State College. Anteriormente trabajó para Project CBD y la Society of Cannabis Clinicians. También ha ejercido como educadora de fitoterapia en tiendas de remedios naturales. Algunos de sus objetivos principales son diversificar el movimiento del cannabis integrando la planta en el compendio general de medicina herbaria y alentando prácticas agrícolas sostenibles.

Conoce a los Expertos es una serie de entrevistas realizadas por expertos del campo del Cannabis a líderes mundiales en investigación y en la práctica clínica del Cannabis como medicina.

Médica y Cirujana por la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Derecho Médico por la misma universidad. Master en VIH por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Forma parte del grupo Curativa de investigación en cannabis medicinal.

Conoce a los Expertos: Entrevista con el Profesor Roger Pertwee

Hace unos años, con un paciente que no respondía a ningún tipo de tratamiento convencional, se dio a la tarea de encontrar nuevas alternativas para el manejo de su dolor y fue ahí donde empezó a utilizar cannabis con fines terapéuticos. Tuvo luego la oportunidad de acompañar las primeras discusiones en el congreso de la república y alli conoció a madres de niños con epilepsia refractaria que estaban buscando asesoría médica para el tratamiento de sus hijos. Lo inició en su tiempo libre, hoy dedica el 100% de su vida profesional al tema. Ha estado involucrada en el manejo de más de 1800 personas que han buscado en el cannabis una herramienta terapéutica.

Sarah Russo: ¿Podría explicarnos un poco cómo era la situación en Colombia cuando comenzó a prescribir cannabis en su práctica médica?

Paola Pineda: Empecé a prescribir cannabis a un paciente crónico con un diagnóstico de VIH, quien tenía un muy buen control de su infección pero tenía problemas por insomnio y dolor crónico, los cuales no respondían a los medicamentos tradicionales. Nos pusimos a estudiar y encontramos cómo con el cannabis se podría conseguir un beneficio. Al tercer día de uso, el paciente me informó que por primera vez en muchos años el dolor estaba más controlado y el sueño era más reparador.  Yo tenía unos principios muy básicos del tema y empezamos a explorar cómo podía accederse al cannabis en nuestro país de forma segura.

Primero encontré que teníamos cultivadores con amplia experiencia en esta materia, que venían ayudando a muchos pacientes con resultados positivos, pero sin un acompañamiento médico, por lo que consideré importante trabajar de la mano de ellos. La idea era ponerle un poco de rigor científico y empezamos a trabajar juntos. Ellos me enseñaron que en Colombia desde 1986 existe una ley que permite el cannabis para usos medicinales, la cual no estaba reglamentada por lo que consulté con un abogado especialista en Derecho Penal, quien me explicó el carácter de la Ley y cómo, basada en ella y en la Ley de ética médica, podría formular cannabis a todo aquel que lo necesitara.

En esa época empecé a prescribir. Al principio era más complejo ya que estamos en un país donde el narcotráfico, la política prohibicionista y la guerra contra las drogas han causado mucho dolor. Por otro lado, en la facultades de medicina, el sistema endocannabinoide no estaba incluido en los programas, así que la información sobre cannabis era la que nos daban en asignaturas como toxicología y psiquiatría, donde el valor terapéutico no estaba considerado. Por lo tanto, hablar de cannabis con fines medicinales en este contexto, representaba retos personales y profesionales, pero con el tiempo se fueron uniendo más colegas interesados en ofrecer herramientas terapéuticas que pudieran responder a las necesidades de muchos pacientes. Seguíamos con los cultivadores, transformadores y académicos de las ciencias básicas, y empezamos a conversar con autoridades comprometidas como el Ministro de Salud Alejandro Gaviria, quien ha sido clave en todo este proceso. Eso sí, las personas más importantes para que todo este proceso fuera más ágil fueron los pacientes y sus familiares. Al igual que en otras partes del mundo, las madres de pacientes con epilepsia han sido las grandes protagonistas de esta historia. La fuerza de todas estas personas es la que permite que hoy en Colombia tengamos unas de las reglamentaciones más incluyentes en América Latina.

SR: Paola Pineda ¿Qué está pasando en la esfera del cannabis en Colombia que sea diferente de otras partes del mundo?

PP: Nosotros tenemos un pasado lleno de dolor por el narcotráfico y la guerra contra las drogas. Con la reglamentación, Colombia tiene una oportunidad histórica para reivindicar tanto daño. Podemos ser un país más incluyente, las personas que trabajaron en la ilegalidad, no por gusto, sino porque no tenían más opciones, pueden reinsertarse a la vida laboral, reivindicar su trabajo, aportar a este proyecto de una manera legal, honesta y transparente. Estamos en una época post conflicto donde, si nos organizamos bien, podemos encontrar en el cannabis medicinal una fuente de desarrollo.

Hemos sido uno de los mayores exportadores de drogas ilícitas, ¿Porqué no convertirnos en una potencia mundial que exporte investigación y conocimiento en este tema? Nuestra geografía es privilegiada, pues permite cultivar durante todo el año en diferentes territorios. Podemos hacer estos productos de altísima calidad, efectivos y asequibles para quienes los necesiten.

Cabe recordar que en la guerra contra las drogas, una extensión importante del campo colombiano fue fumigado y que los tóxicos que se usan en estos procedimientos se conservan en la tierra por mucho tiempo, así que en algunos lugares deben llevarse a cabo procesos agronómicos para hacer de esta tierra un lugar apto para el cultivo de una planta con un gran potencial medicinal. Lo anterior no quiere decir que hoy no haya donde cultivar. Hay tierras aptas para este proceso, pero en la medida que la demanda se incremente, quienes deseen incursionar en la materia, deben tener en cuenta la calidad de la tierra.

Afortunadamente la reglamentación permite que grandes y prequeños cultivadores puedan participar desde el marco de la legalidad. Por otro lado, la experiencia clínica colombiana es importante, hoy podemos seguir aprendiendo y mejorando nuestro trabajo en equipo. Podemos trabajar con investigadores del mundo y asociarnos con ellos para tener una fuerza de investigación colaborativa.

SR: ¿Cuál ha sido su experiencia al ser una mujer en el movimiento del cannabis?

PP: Hoy es más fácil como mujer desempeñarse en diferentes áreas del conocimiento. No siempre fue así. Gracias al compromiso y a la lucha por la equidad que emprendieron grandes mujeres a través de la historia las cosas han cambiado. Es muy interesante que muchos de los referentes a nivel mundial en este tema son mujeres, no solo en temas científicos, sino también en el activismo. No es un secreto que el cannabis medicinal ha estado impulsado por madres con niños con epilepsia y otras condiciones neurológicas en Chile, Aregentina, Perú, Colombia, los Estados Unidos y México. En muchos rincones del mundo, se conservan vestigios de la inequidad de género y del machismo, lo cual implica como mujer un reto mayor, no en vano la planta que provee de medicina es la hembra, teniendo una simbología muy interesante.

SR: ¿Qué piensa sobre las leyes que solo permiten el CBD y prohíben el THC?

PP: Estas leyes desconocen descubrimientos de grandes autores en el mundo. En cannabis existe el efecto entourage, donde todas las moléculas presentes en la planta actúan en combinación para funcionar mejor desde el punto de vista medicinal. Cannabinoides, flavonoides y terpenos, entre otros, proporcionan gran potencial terapéutico cuando trabajan juntos y no cuando lo hacen de manera individual. La planta es una creación perfecta de la naturaleza. Muchos insisten en producir medicamentos cannábicos basados en un solo compuesto de la planta, a pesar de que numerosas investigaciones han demostrado que estos no serán igual de efectivos.

Las leyes que solo permiten "el CBD", en mi opinión personal, obedecen a intereses comerciales. Aquellos que solo ven en el cannabis un bien monetario, seguirán sosteniendo que el CBD es el único compuesto medicinal de la planta. Soy optimista, y cada vez somos más los que entendemos que para un mejor resultado se deben usar los extractos de la planta completa.

SR: ¿Usted tiene una dosis inicial para la gente que inicia en el uso del cannabis, o depende en la persona?

PP: La medicina con cannabis debe ser personalizada, cada paciente es un mundo diferente, independiente, es fundamental una evaluación clínica inicial integral, teniendo en cuenta la historia completa del paciente, comorbilidades, medicamentos que usa, expectativas y su percepción frente a esta planta. Es el momento de educar, despejar dudas, desmitificar el uso. Usualmente empezamos con dosis bajas y vamos subiendo dependiendo del objetivo terapéutico. Vamos evaluando respuestas caso a caso. Con los medicamentos donde solo actúa una molécula, en general, se usan dosis ajustadas al peso, edad, sexo y comorbilidades. En cannabis no es así. Por eso debe haber un acompañamiento al paciente para encontrar la dosis que más se ajuste a sus necesidades y a su condición clínica.

SR: ¿Qué consideraciones hay que tener con aquellos pacientes que toman drogas de prescripción cuándo van a usar cannabis?

PP: Eso es muy importante, no podemos olvidar que existen interacciones farmacológicas. Por ejemplo, algunos estudios sugieren que cuando se usan extractos con alto contenido de CBD, deben ajustarse las dosis de medicamentos antiepilépticos como el clobazam. En pacientes hipertensos controlados, los cannabinoides, por la vasodilatación, pueden disminuir las cifras tensionales, por lo que pueden requerirse ajustes a estos medicamentos. Los opiáceos pueden ser potenciados por los cannabinoides, permitiendo disminuir su dosis y así disminuir efectos secundarios propios de estos. Por lo anterior, cada paciente debe ser evaluado de forma integral.

Hoy son pocos los médicos en el mundo que están entrenados para usar cannabis con fines medicinales. A pesar de que el sistema endocannabinoide tiene varios años de haber sido descrito, son muy pocas las facultades de ciencias de la salud que lo incluyen en sus programas. Se requiere disciplina e interés personal para formarse en la materia. El trabajo en equipo entre cultivadores, transformadores, investigadores en áreas preclínicas, clínicos y pacientes permitirá tener mejores resultados. El efecto entourage antes descrito, se debe tomar como ejemplo y aplicarlo en nuestro trabajo.

SR: ¿Podría compartirnos una historia particularmente impactante de alguno de sus pacientes que use cannabis como medicina? ¿Hay algunas personas a las que el cannabis no les funciona?

PP: Realmente, todos los pacientes me enseñan algo. Ninguna sustancia es efectiva para el 100% de las personas. Esperar que a todos les funcione igual no es coherente. Ha sido muy impactante la respuesta en los casos donde se había perdido toda la esperanza, donde los medicamentos aprobados por las autoridades internacionales no habían sido suficientes. Todos los pacientes deben motivarnos para seguir investigando.

Muchas personas piensan que esto es inmediato, que pueden suspender los medicamentos que usan antes de iniciarse con cannabis, por lo que si no encuentran respuesta en la primera semana, lo abandonan. Todo esto debe ser explicado al paciente y a su red de apoyo, recordar que son muchos los principios activos, por lo que no hay un solo extracto para todos, es posible hacer cambios, diferentes extractos en un solo paciente. Estas reflexiones son producto del trabajo permanente con los usuarios. Tener cerca a los cultivadores, transformadores y químicos es clave para optimizar las opciones. Tenemos también casos donde a pesar de diferentes cambios, ascensos de dosis, no ha habido una respuesta adecuada, tal y como se presenta con cualquier otra sustancia. No podemos olvidar que en cualquier inicio del tratamiento hay que evaluar hábitos de vida de los pacientes, no se pueden pedir milagros a una gota, sino se hacen cambios básicos en alimentación, actividad física, sueño, manejo del stress, abuso de sustancias y de dispositivos móviles, entre otros.

SR: Gracias Paola por su tiempo y atención.

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