Cuidado de enfermería de pacientes en tratamiento con cannabis medicinal

Por Soraia Tomás

Licenciada en Enfermería por la Escola Superior de Enfermagem de Coimbra en 2015, Soraia Tomás trabajó en la unidad de cuidados intensivos de cirugía cardiotorácica y trasplante de pulmón en Lisboa. En 2020 obtuvo el título de postgrado en GMP's para el Cannabis Medicinal, curso realizado por el Observatorio Portugués del Cannabis Medicinal en colaboración con el Laboratorio Militar de Productos Químicos y Farmacéuticos y la Facultad de Farmacia de la Universidad de Lisboa. Especialista en Control del Dolor, actualmente trabaja en una unidad de cuidados intensivos y proporciona asesoramiento y supervisión de enfermería a pacientes de cannabis medicinal. Presidenta de APCANNA - Asociación Portuguesa de Información sobre el Cannabis, una asociación sin ánimo de lucro, constituida en 2020, cuya misión principal es la difusión de información fiable sobre la planta de cannabis en todos sus aspectos, siendo una voz representativa de la comunidad portuguesa y sus intereses.

Los avances de la medicina durante los últimos años han sido notables, y los países europeos se enfrentan en la actualidad a un profundo cambio en su perfil demográfico, epidemiológico y sociocultural, lo que plantea importantes retos a la sociedad, a los sistemas sanitarios y a la atención de los pacientes, debido al aumento de las afecciones y trastornos resistentes a las opciones terapéuticas existentes en la actualidad.

Para atender específicamente las necesidades sanitarias, la profesión de enfermería ha evolucionado en cuanto a formación, conocimientos científicos y tecnológicos y filosofía de los cuidados. El cuidado de los demás constituye la esencia de la enfermería y es fundamental en toda su historia y en el enfoque de su formación profesional.

Según el código ético y la deontología de la enfermería, el personal de enfermería es el agente responsable de proporcionar asistencia sanitaria y satisfacer adecuadamente las necesidades de la comunidad en la que se desenvuelve profesionalmente. La difusión de información y el respeto a la autodeterminación son también un deber para estos profesionales sanitarios, que asumen un papel crucial en la educación de los pacientes. Así, al proporcionar cuidados centrados en la persona, el personal de enfermería tiene el deber de procurar la excelencia a lo largo de su práctica profesional, manteniendo sus conocimientos continuamente actualizados e implementando mecanismos para responder a la situación sanitaria del paciente, colaborando con otros profesionales en programas que se ajusten a sus necesidades.

El descubrimiento del sistema endocannabinoide ha impulsado no solo la investigación científica sobre la planta de cannabis, sino también su uso para aliviar síntomas derivados de diversas afecciones. Por ello, en los últimos años, varios países europeos han realizado cambios legislativos para regular el uso de esta planta con fines medicinales. En Portugal, el uso de medicamentos, preparaciones y sustancias que contienen esta planta está permitido con fines medicinales desde 2018. Se necesita receta médica y se dispensa exclusivamente en las farmacias.

Los cambios legislativos sobre el uso medicinal de esta planta ponen de manifiesto no solo la necesidad de un conocimiento preciso y exhaustivo de sus propiedades, sino también la necesidad de invertir en la prevención, el diagnóstico y el seguimiento de estos pacientes, lo que hace crucial la transición del modelo biomédico a un enfoque centrado en la persona y multidimensional. El creciente interés por este campo entre varias clases de profesionales sanitarios es notable. Sin embargo, sigue existiendo un vacío importante en cuanto a la variedad de productos disponibles y la inversión en la formación de estos profesionales.

A diferencia de lo que ocurre con cualquier otro nuevo fármaco, el uso del cannabis en el ámbito médico fue impulsado inicialmente por el interés y la presión de los pacientes y no por una amplia investigación científica. Aunque la regulación temprana y el acceso a plantas cultivadas en entornos adecuados que cumplían con los estándares de calidad requeridos para el cultivo, la extracción y la manipulación de un fármaco fueron beneficiosos, hoy en día también podemos identificar algunas deficiencias derivadas de estos primeros programas implementados, especialmente en lo que respecta al nivel de conocimiento y formación de los profesionales sanitarios que supervisan a estos pacientes.

Mi experiencia profesional

A principios de febrero de 2021, se aprobó en Portugal la primera "sustancia o preparación a base de cannabis". Esta flor, con un 18 % de THC y menos de un 1 % de CBD, solo está indicada en los casos en que los tratamientos convencionales no producen los efectos esperados o provocan efectos adversos relevantes. Teniendo en cuenta su concentración de THC, esta planta está aprobada por INFARMED para seis de los siete abordajes terapéuticos actualmente indicados para la prescripción de cannabis, a saber, para el tratamiento del dolor crónico (asociado a enfermedades oncológicas o del sistema nervioso, por ejemplo en el dolor neuropático causado por lesiones nerviosas, el dolor del miembro fantasma, la neuralgia del trigémino o posterior al herpes zóster).

Desde entonces, y teniendo en cuenta mi práctica de enfermería en una Clínica de Tratamiento del Dolor, he estado supervisando a varios pacientes con dolor crónico a los que se les ha recetado la planta anteriormente mencionada. Este seguimiento de enfermería comienza siempre con una valoración inicial, en la que se recogen los datos personales y antropométricos, los antecedentes sanitarios personales y familiares, el historial de salud actual y la información sobre la medicación actual. Posteriormente, y en función del diagnóstico médico, se aplican las escalas recomendadas (Short Form Health Survey - Cuestionario de salud SF36, Brief Pain Inventory - BPI, e Insomnia Severity Index, entre otras). A continuación, se explica el tratamiento en sí: cómo actúa, las interacciones con los medicamentos y los posibles efectos adversos. Dado que en mi centro de trabajo disponemos del actual dispositivo médico certificado y homologado para la administración de la planta, se informa al paciente sobre su gestión y se le facilita un documento con la forma adecuada de dosificación para los primeros días. Se personaliza para cada paciente, teniendo en cuenta todos los parámetros evaluados anteriormente. También se entrega una tarjeta con los datos de contacto de enfermería y, de acuerdo con el paciente, se establece un plan de seguimiento telefónico al final de la primera, segunda y tercera semanas de tratamiento. En este contacto se evalúan las dudas y dificultades de la persona respecto al plan terapéutico propuesto. Si es necesario, y en función de la necesidad, se coordina (en persona o por teléfono) con el médico responsable del paciente la modificación/el ajuste del esquema terapéutico. También se refuerzan las recomendaciones dadas anteriormente en las sesiones de educación sanitaria y en la cita inicial de enfermería.

Para la operatividad de esta intervención, se desarrolló una guión de entrevista, en el que se recogen datos de forma estandarizada con el objetivo de evaluar los síntomas y el impacto del tratamiento. Este estrecho seguimiento del paciente favorece el cumplimiento y la eficacia del tratamiento, ya que refuerza la sensación de seguridad, bienestar y atención durante esta fase inicial, teniendo en cuenta que la mayoría de los pacientes, además de encontrar dificultades para manipular el dispositivo, también experimentan altos niveles de ansiedad durante las primeras administraciones.

La frecuencia de los restantes contactos de enfermería se determina en función de la eficacia de la educación impartida durante el primer mes, del impacto de la propia terapia y de las cualidades de cada paciente. Al final del primer, tercer, sexto y duodécimo mes, se realiza una consulta médica y de enfermería presencial, en la que se evalúa el impacto del tratamiento, se ajusta la dosis y se aplican las mismas escalas que en la evaluación inicial. Este protocolo de seguimiento está diseñado para evaluar el impacto del tratamiento terapéutico en términos de mitigación de los síntomas y mejora de la calidad de vida.

Según mi experiencia profesional, en el seguimiento de pacientes diagnosticados de dolor crónico a los que se les prescribe cannabis, el impacto de esta herramienta terapéutica difiere de un paciente a otro. Sin embargo, durante la fase inicial, se observa en general un impacto significativamente positivo en cuanto a la reducción de la ansiedad y la mejora de la calidad del sueño. Estas alteraciones conllevan una mejora del estado de ánimo y, en ocasiones, también del apetito, lo que favorece la calidad de vida y repercute positivamente en la forma en que el paciente experimenta el dolor, incluso antes de que su intensidad disminuya realmente.

La importancia de los cuidados de enfermería

A lo largo de mi práctica profesional como enfermera trabajando con pacientes que reciben tratamiento con cannabis medicinal, he podido comprobar el impacto significativamente positivo que tiene el personal de enfermería en este contexto, promoviendo no sólo la eficacia y seguridad del tratamiento sino también el grado de cumplimiento del paciente.

Este seguimiento debe basarse en un enfoque multidisciplinar y en una visión longitudinal que tenga en cuenta las diferentes etapas del tratamiento. Se deben tener en cuenta los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del individuo a la hora de intentar conseguir el mejor rendimiento, la autonomía y la reducción de riesgos asociados a este tratamiento. El objetivo no es sólo el alivio de los síntomas, sino también promover la autonomía, la calidad de vida, el bienestar personal y la implicación en torno al concepto de recuperación personal, ayudando al paciente a gestionar su propia enfermedad mediante la adquisición de conocimientos sobre ella, y a gestionar su propia vida sin asistencia constante.

El desarrollo de competencias en esta área específica permite al personal de enfermería realizar una intervención fundamentada y basada en la evidencia científica, dirigida a un contexto sanitario del cuidado de la persona/familia, lo que les capacita para ser más eficientes y eficaces en su intervención.

Entre 2019 y 2020 se realizaron dos encuestas (en Canadá y España, respectivamente) en las que se evaluaron las percepciones de los futuros profesionales de enfermería sobre su conocimiento e interés en el uso del cannabis medicinal durante su práctica profesional. Ambas encuestas concluyeron que la mayoría de lo futuros profesionales de enfermería están interesados en adquirir conocimientos relacionados con este campo; sin embargo, reconocen que, en la actualidad, todavía no existe un programa curricular estructurado y estandarizado que les permita adquirir las competencias necesarias para un seguimiento adecuado de estos pacientes. Además, también señalaron que sus conocimientos actuales están sesgados por varios factores (convicciones religiosas, conocimientos adquiridos a través de la experiencia personal y fuentes de información poco fiables desde el punto de vista científico) que no están directamente relacionados con el estado de la técnica y que pueden tener un impacto negativo considerable en sus actitudes y creencias en torno a este tema. [1,2]

Estos datos ponen de manifiesto la importancia de invertir en la educación y la formación estructurada del personal de enfermería, profesionalizando su contribución a través de la adquisición y consolidación de nuevos conceptos y capacidades relacionadas con la complejidad del sistema endocannabinoide y el uso del cannabis en el ámbito médico.

En mi opinión, y teniendo en cuenta los aspectos comentados anteriormente, es fundamental que, a corto plazo, se definan unas normas de buena práctica de enfermería en el contexto del paciente que recibe tratamiento con cannabinoides, que abarquen tanto el proceso de enfermería como los requisitos de actuación profesional de cualquier enfermero/a que tiene la intención de incorporar a su práctica el conocimiento de este tratamiento. Este compromiso fomentará la creación de equipos multidisciplinares que estén informados, que colaboren, que estén motivados y que sean receptivos a las nuevas opciones de tratamiento, lo que dará lugar a mejoras significativas en la salud de los pacientes, las comunidades y los sistemas sanitarios.

Bibliografía:

[1] Balneaves L., and Alraja A., "Guarding their Practice": a Descriptive study of Canadian Nursing Policies and Education Related to Medical Cannabis BMC Nursing (2019) 18:66 https://doi.org/10.1186/s12912-019-0390-7

[2] Pereira L., Núnez-Inglesias M., Domínguez-Martís E., López-Ares D., et al. Nursing Students' Knowledge and Attitudes Regarding Medical Marijuana: A Descriptive Cross-Sectional Study Int. J. Environ. Res. Public Health, 17, 2492; (2020) doi:10.3390/ijerph17072492

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